miércoles, 31 de octubre de 2007

La importancia de la pragmática en la reflexión gramatical o de cómo la pragmática le complica la vida a la gramática

Mar Garachana
Universitat de Barcelona
Conferencia, Viernes 14/12, a las 17.30

El eje central de esta sesión se desarrolla en torno a una idea fundamental para el profesor de ELE: la docencia de la gramática —sea de la lengua que sea— exige contextualizar las diferentes secuencias sintácticas que se quieren explicar, de lo contrario la explicación será, en el mejor de los casos, parcial o incompleta. Por ejemplo, no es posible explicar el sentido de un imperativo reduplicado como Siéntese, siéntese o Pase, pase si a la explicación más puramente gramatical no le añadimos ciertas indicaciones acerca de la pronunciación y acerca de la intención comunicativa del hablante que, lejos de formular un mandato expeditivo, está formulando una invitación a su interlocutor.

Teniendo como punto de partida el convencimiento de que la gramática no puede ser sin la pragmática, de que las estructuras sintácticas no pueden desligarse del contexto en el que se producen, vamos a centrar nuestra sesión en una reflexión acerca de los valores pragmáticos del adverbio de negación no. El objetivo perseguido es analizar aquellos usos de no que trascienden la explicación estrictamente gramatical y exigen para su completa descripción tomar en consideración factores pragmáticos relacionados con el énfasis, la cortesía o la atenuación.

Os planteo unas preguntas:
  1. ¿Qué dificultades plantea la enseñanza del adverbio de negación no en la clase de ELE?
  2. ¿No quiere decir siempre no? ¿Se os ocurren otros significados?
  3. ¿Qué se está negando en las siguientes oraciones? "No me hice rico tirando el dinero" y "No parecerás más alta porque te pongas tacones"
  4. ¿Qué diferencia hay entre las siguientes dos oraciones? "No te voy a dejar en paz hasta que me expliques lo que pasó" y "No te voy a dejar en paz hasta que no me expliques lo que pasó"
  5. ¿Qué diferencia semántica y pragmática existe entre "¿No tienes nada en la nevera?" y "¿No tienes algo en la nevera?"? ¿Las utilizaríamos en los mismos contextos comunicativos?

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene muy buena pinta este taller. No me lo pierdo.

Anónimo dijo...

No me atrevo a contestar, tengo algunas ideas al respecto pero prefiero esperar a ver qué nos cuentas y ver si se confirman.
Yo tampoco me lo pierdo.

Anónimo dijo...

algo que no sé contestar de forma clara a mis alumnos es por qué prefererimos utilizar estructuras doblemente negadas del tipo: no te lo diré hasta que tú no me cuentes tu secreto; en lugar de algunas en positivo (no me atrevo a decir su equivalente): te lo diré cuando me cuentes tu secreto. Seguro que hay una exlicación desde el punto de vista prágmático, pero ¿esta explicación es asequible a los estudiantes de niveles bajos?

Anónimo dijo...

Al hilo de lo que comenta María me gustaría saber si podemos hablar de niveles, ¿en qué nivel es importante conocer todo lo que planteas?

Anónimo dijo...

Hola María y Esther:

Vuestras preguntas me parecen muy interesantes (María, me has dado de qué pensar todo el día). Vamos con las preguntas. En relación con la pregunta de María acerca de las diferencias y semejanzas entre “Cuando me lo pregunte, se lo explico todo” y “Hasta que no me lo pregunte, no le explico nada”. De entrada, hay una muy obvia: la formulación positiva o negativa del enunciado. En “Cuando me lo pregunte...”, estoy dispuesto a explicarlo todo, solo tiene que darse la coyuntura que lo favorezca. En cambio, en “Hasta que no...” NO VOY a explicar nada mientras no se produzca lo afirmado en la otra cláusula; a saber, que el otro me haga la pregunta. Tengo la impresión de que la formulación negativa resulta más contundente, al menos en muchos contextos. Pongamos un ejemplo, yo le puedo decir de dos maneras (bueno, tengo más ;-)) a mi hija que no se puede levantar de la mesa hasta que no acabe de comer:

-Hasta que no acabes de comer, no te puedes levantar
-Cuando acabes de comer, te puedes levantar


La segunda es mucho más “amable”. Fijaos que puede formar parte de un enunciado más amplio como: “¿Que quieres ir a jugar con el perro? Vale, cuando... Pero la estructura con “hasta que no” no es posible en ese contexto: ? ¿Que quieres ir a jugar con el perro? Vale, hasta que...; sí lo sería en una estructura contraargumentativa como ““¿Que quieres ir a jugar con el perro? Vale, pero, hasta que no acabes de comer, no te puedes levantar”.

Por otro lado, la estructura de “hasta que no” insiste en la duración, algo que no sucede en la de “cuando”. Pensemos en una situación comunicativa como la siguiente: le he dejado prestado un libro a una amiga y todavía no me lo ha devuelto. Ante esta situación, yo puedo decir:

-Hasta que no se lo pida, no me lo va a devolver
-Cuando se lo pida, me lo devolverá


Dejando a un lado que la estructura con “hasta que no” expresa una molestia que no se ve en la de “cuando”, podemos ver que “hasta que no se lo pida, no me lo va a devolver” implica una duración (no me lo va a devolver mientras no se lo pida; durante ese tiempo no me lo devolverá). En cambio, “Cuando se lo pida, me lo devolverá” marca un punto en el tiempo.

Por último, creo que los matices de significado de los que estamos hablando son más propios de niveles superiores que de niveles bajos. Con todo, eso no significa que la pragmática no tenga que hacer acto de presencia en los niveles iniciales; es fundamental no solo comunicar, sino hacerlo correctamente. Claro que hay que tener en cuenta el nivel de complejidad de la construcción en sí.

Ahora os hago yo una pregunta:

¿Se os ocurren más estructuras en las que “no” que no signifique “no”?


Abrazos,

Mar

Anónimo dijo...

Sí, tengo una, pero seguro que tiene una explicación sencilla.
Contexto: alguien deja a su novio y sus amigas comentan
- Al final lo dejó y no porque no le gustara. Porque gustarle le gustaba un montón.

Anónimo dijo...

María, la oración que propones es una de las que más me gustan, y no te creas que tiene una explicación tan sencilla.

Si te fijas, se trata de una causal "rara" precisamente debido al "no":

Al final lo dejó, y no porque no le gustara

Se trata de una estructura causal en la que se niega la relación causa-consecuencia. Es decir, que ese "no" niega la relación causa-consecuencia (no gustar - dejar). Al negarse la relación causal, se hace preciso el subjuntivo (marca formal del carácter no factual de la construcción, que no trata de un hecho real).

Lo que puede causar una cierta confusión es que en estas estructuras el adverbio de negación se "adelanta" y se coloca delante del verbo. Fijaos que en una frase como la siguiente el "no" no niega el verbo "dejar", porque la muchacha lo deja:

No lo dejó porque no le gustase, sino porque solo sabía hablar de física cuántica

¿Qué ha sucedido? Que el adverbio de negación se ha anticipado; la estructura "ordenada" sería más o menos esta:

Lo dejó, NO porque no le gustase, sino porque solo sabía hablar de física cuántica

A mí me gustan especialmente frases en las que, al negarse la relación causa-consecuencia, se desarrollan efectos de sentido que tienen que ver con la concesión (o la hipótesis). Me refiero a oraciones como:

No te voy a dejar salir porque me hagas la pelota
No parecerás más alta porque te pongas tacones


que equivalen a oraciones concesivas.

Abrazos,

Mar

Anónimo dijo...

Gracias Mar, me apunto la explicación y sigo dándole vueltas a tus "noes"

Mar dijo...

Yo sigo pidiéndoos más "noes" con valor de "síes".

Abrazos,

Mar

EÑE QUE EÑE dijo...

No sé si servirá, pero en lenguaje no formal oral, se usa mucho un "no" final interrogativo, precedido de un "sí" también interrogativo, como expresión afirmativa.
Me explico con un ejemplo que si no, no lo entiendo ni yo. Je je je...

¿Vendrás a cenar el viernes, si?; no?

Insisto: no sé si es válido, pero mis alumn@s más jóvenes lo usan mucho.
Intuyo que es como negar para darle mayor énfasis a la afirmación.

Anónimo dijo...

Claro que es interesante la última propuesta realizada. Ese "no" es negativo, especialmente en combinación con "si":

¿Vienes a cenar conmigo? ¿Sí? ¿No?

Aquí tanto "sí" como "no" funcionan como proformas, esto es, como palabras que aparecen en lugar de una frase:

¿Vienes a cenar conmigo? ¿Sí vienes? ¿No vienes?

Está próximo del "no" comprobativo:

Vienes esta tarde, ¿no?

(=No es así).

Os mando otra pregunta. Esta tarde, cruzaba una calle por un semáforo que frecuentemente se saltan los coches y le he dicho a mi hija pequeña:

Cruza rápido. No venga algún coche

¿Qué valor tiene ese "no"?

Abrazos,

Mar

Carmelo Fernández Loya dijo...

Hola Mar,
me interesa muchísimo este tema al que llegué de la mano de los marcadores que sigo explicando a mis alumnos y que intento comprender mejor, aunque son un mundo. En realidad, algunos lingüistas dicen que son la única categoría pragmática, o por lo menos, la más nutrida e independiente. ¿Tocarás el tema de los marcadores desde un punto de vista pragmático?
De todas formas tus "noes" son también muy interesantes y seguro que aprenderé mucho.
Hasta muy pronto.

Noemí Martínez dijo...

Hola

(Mar, estoy encantada de volver con tus rompecabezas gramaticales, los echaba de menos)

Se me ocurre que este Cruza rápido. No venga un coche. se podría parafrasear como:

Cruza rápido para que no te atropelle un coche, si es que viene alguno.

Es decir, que el no venga un coche expresa una posibilidad que no deseamos o que nos plantea algún tipo de dificultad, pero para la que estamos preparados:

Tómate un caramelo, no te vaya a dar la tos en mitad de la pieza.

Al cine llévate la rebeca, no vaya a ser que pongan el aire muy fuerte.

¿Podríamos decir que se trata de una finalidad negativa?

Además, tengo algunos usos de no, ¿que valen por "síes"? que a mí me encantan y vuelven locos a los alumnos. A ver qué os parecen a vosotros:

Como el de ¡no me digas!, en el que ponemos todo nuestro deseo cotilla y pedimos a gritos que nos cuenten más.

Y, creo que mi favorito es el de las preguntas de opinión con "no":

¿No te parece que están tardando mucho?

De las que esperamos una respuesta afirmativa.

Pero, seguro que nos sorprenderás con más.

Hasta el viernes.

Tom dijo...

¡Y yo, llevaba más de 30 años creyendo que el español era fácil de aprender ,-) !

Supongo que, desde el punto de vista del estudiante, es cuestión de acceptarlo tal cual, se dice así en castellano, y no buscar (ni pedir) explicaciones...

El profe, claro, las quiere, las necesita pero...

Anónimo dijo...

Hola, hoy tengo varios mensajes que responder. Vamos por partes.

Carmelo, me preguntas si hablaré de los marcadores. No, en esta ocasión no. A mí también me interesan mucho y, como a ti, me parecen apasionantes, aunque, si te soy sincera, ahora el "no" me tiene obsesionada. A ver qué opinas tú.

Un abrazo y hasta mañana,

Mar

Anónimo dijo...

Hola, Noemí:

Me alegro que eches de menos los rompecabezas gramaticales, como lo llamas; sobre todo porque ha pasado más de un año del máster.

Vamos con tus observaciones, que me interesan mucho. El ¡No me digas! es interesantísimo, y divertidísimo, por todo lo que tiene de orden negativa, que resulta desdicha por el contexto en el que se produce la intervención.

En cuanto a Cruza rápido. No venga un coche, lo has visto muy bien. Es una estructura en la que se plantea una hipótesis. Mañana lo hablamos, pero te avanzo algo. Yo prefiero hablar de hipótesis que de finalidad (aunque, como vimos en el máster, ambos conceptos están próximos —sobre la base de la causalidad—. Esta estructura es algo así como Cruza rápido, NO sea que venga un coche, que puede glosarse como ‘Cruza rápido, por si viene un coche’.

Lo de las preguntas de opinión tiene más miga gramatical y creo que por ello son más complicadas de explicar. Aparentemente, la frase que planteas es inofensiva, pues estamos dispuestos a admitir que ese no efectúa realmente una negación: No te parece X. El problema es que los verbos de creencia, de intención y volición y de aproximación perceptiva (entre los que está parecer) tienen un comportamiento gramatical peculiar, derivado de su contenido semántico. A ver si me explico claro, porque la cosa es complicada. Como bien sugieres en tu mensaje, el problema fundamental es que “parecer” no puede negarse; no podemos estar en un estado de no admitir algo que debe presuponerse necesariamente: en la frase que propones se presupone que el hablante tiene una percepción sobre la hora de llegada. Si pregunto ¿No te parece que María y Juan están tardando mucho?, es que tengo datos suficientes para pensar que mi interlocutor tiene, a su vez, datos suficientes para emitir una opinión sobre la hora de llegada de María y Juan. Es decir, con esa pregunta no se pregunta por la ausencia de opinión o de percepción de la hora de llegada, sino de la existencia de una percepción negativa, porque los verbos como parecer no admiten la posibilidad de ser negados.

Eso en el lado más gramatical, en la vertiente pragmática, ¿No te parece que María y Juan están tardando mucho? es sin lugar a dudas una estructura con al que el hablante busca la complicidad de su interlocutor, ya que solicita que el otro le confirme una opinión personal suya.

Mañana, más.

Un abrazo,

Mar

Anónimo dijo...

Hola, Tom:

Hombre, sí, lo de aprender cualquier lengua tiene su miga y, como apuntas, a veces es mejor no entrar en explicaciones muy detalladas porque, si no, el estudiante se deprime y abandona. Pero en la medida de lo posible hay que intentar explicarle el porqué del funcionamiento de la gramática. Lo difícil es encontrar el justo medio, como en todo.

Un abrazo,

Mar